Las organizaciones abajo firmantes, muy preocupadas por la indiferencia de nuestra sociedad ante los acontecimientos referidos a las personas migrantes que han llegado en las últimas semanas a nuestras islas, que son hacinados en condiciones infrahumanas, hemos constatado y manifestamos y denunciamos que:
La respuesta a esta realidad compleja debe ser generosa y el fiel reflejo de un firme compromiso con el cumplimiento de los derechos humanos y la dignidad de las personas por encima de cualquier otra prioridad, pues ni la situación de la pandemia actual, ni el supuesto miedo a un posible efecto llamada, debe convertir en práctica habitual en la acogida humanitaria el hacinamiento en condiciones infrahumanas e indignas de un estado de derecho y de una sociedad de bienestar.
Deploramos la gestión ineficaz de la acogida humanitaria que ha llevado a las situaciones que hemos visto en los últimos días en los medios de comunicación sobre las condiciones de las personas migrantes en el Muelle de Arguineguín. Es inaceptable e indignante que las personas migrantes permanezcan retenidas en lugares absolutamente inapropiados, que ponen en peligro su salud.
No queremos seguir viendo ni queremos acostumbrarnos a la pasividad, indiferencia, improvisación y dejadez de los titulares de responsabilidad ante una realidad que se viene agravando en los últimos meses.
Por todo ello, queremos alzar nuestra voz como red “Migrantes Con Derechos” y exigir al Estado español:
1. Puesta en marcha un sistema de acogida digna y eficaz, respetuoso con los derechos humanos y dotado de medios suficientes y proporcionales al número de personas que lo necesiten.
2. Corresponsabilidad y mayor y mejor coordinación de todas las administraciones y recursos implicados en la atención a las personas que llegan a nuestras islas, especialmente a las más vulnerables.
3. Cumplimiento de los protocolos de identificación de posibles menores que llegan a nuestras islas procedentes de países en guerra o conflicto armado.
Reclamamos a las autoridades competentes y responsables de gestionar los flujos migratorios que tengan previstos protocolos de acogida humanitaria que contemplen lugares de acogida dignos; que se tenga en cuenta la condición de género y edad de las personas que llegan; que se respete el derecho al asesoramiento jurídico, la asistencia sanitaria y el apoyo psicosocial en su propio idioma y que se promuevan procesos de integración, considerándolos ciudadanos de pleno derecho.
Hacemos también una llamada al papel fundamental de la ciudadanía, para que no se caiga en la indiferencia y el silencio cómplice con la realidad de exclusión social de las personas migrantes y que legitima la “cultura del descarte”.